viernes, 11 de diciembre de 2015

Productos gourmet en el censo 1887 de la Ciudad de Buenos Aires 4

Aunque un poco irregular  en  su  desarrollo  cronológico, hoy finalizaremos la serie de  cuatro  entradas  sobre  los productos del comercio mayorista y minorista apuntados en el censo que se realizó el 15 de septiembre de 1887 en la entonces cambiante urbe porteña.   Desde  marzo  hemos venido analizando  todo  tipo  de  artículos  de  cocina, productos envasados, especias, panificados, dulces  e infusiones,   siempre con la sorpresa de encontrar una batería de etiquetas y presentaciones importadas cuya calidad y cantidad resulta remarcable. Las bebidas que nos ocupan en esta ocasión no se quedan atrás, dado que entre ellas  hallamos  algunos nombres casi  mitológicos  en  la historia mundial del sector. Podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que el grupo de los bebestibles representa, más que ningún otro, esa inclinación por lo suntuario y lo fastuoso que tanto agradaba a las clases acomodadas de la época.


En la lista se aprecian ciertas supremacías regionales bastante  lógicas,  como  el claro predomino de Alemania e Inglaterra en las cervezas, de Italia en el Fernet  y  de Francia en los vinos. Sin embargo, este último elenco es el más asombroso a nuestros ojos actuales, toda vez que cuenta con varios baluartes de la aristocracia enológica internacional cuyo renombre de leyenda perdura hasta nuestros  días.  Es  justo  señalar  que  los  productos originarios de la industria nacional argentina no faltan en casi ninguno de los renglones, lo que indica el incipiente desarrollo de una actividad cuya envergadura se haría bien notoria en la década siguiente,  tal  cual  hemos apuntado más de una vez. Tampoco pasamos por alto la presencia de un par de brebajes tan de moda en ese tiempo como ignorados en la actualidad: el guindado y el extracto de tamarindo (1).


Como siempre, traté de reflejar los nombres de manera textual, con excepción de los errores ortográficos evidentes (que no eran pocos). Así, la lista es la siguiente:

Aguardientes y cañas:  aguardiente americano, aguardiente báltico (x galón). Cañas: Brasil, Habana, Mauricio, Tucumán.
Ajenjos: Silliman, NP, Berger.
Anís: del país, Anisette, Carabanchel, Macaco, Mono, Ojen.
Aperitivos y vermouths: Aperital, Cherry Cordial Peter Jurgenzen, Cherry Cordial Peter Herenges, Hesperidina, vermouth francés, vermouth italiano, Ginger Ale, Ginger Punch Chayton Brothers, Ginger Tonic Lemonade Chayton.
Bebidas sin alcohol: extracto de Tamarindo, jugo de lima, jarabe de frutas para refrescos, Potass Water Chayton, Seltzer Water, soda inglesa.
Bitter: Angostura, Secrestat, Puyastier, Des Basques.(2)
Cervezas: genéricas x docena (alemana, holandesa, inglesa). Alemanas: Münchner Kindl, Mainz blanca, Culmbacher negra. Inglesas: Bass blanca, Ñato blanca, Magnolia blanca, Magnolia negra, Guiness Chancho negra, Stout Porter. Del país Bieckert Doble, del país Bock Ale.


Cognac: Ardilla, Capuchino, Charchy, Hennessy, Fine Champagne, 5 Estrellas 1865, Fine Champagne 1832, León, Mariposa, Martell, Martell Parry, Otard Dupuy.
Fernet: Branca, De Vecchi, Visconti.
Ginebras: en damajuanas de 1 y 3 galones. Embotelladas: Ancla Chica, Doble Ancla, Campana, Las Armas, Néctar, Old Tom, Paats, Real, Rosenthal, Winyard Fockink.
Licores y destilados: Benedictine, Curaçao (colorado M  y Brissard, doble, blanco W. Fockink), Cacao, Chartreuse Verde, Chartreuse Amarillo, Guindado de Patagones (3), Gilka, Kermann, licores cremas (cacao, ananá, moka, té, nuez, vainilla), Marraschino de Sara. Rones: Monada, Jamaica Corazón Colorado, W y L de 30 grados.


Vinos: España: Garnacha, Cariñena, Selva, Moscatel, Mesa, Priorato, seco Catalán, seco Málaga, tinto, Carlón, Priorato Costa, Deu, RF, M, Escudo Argentino, Añejo Extra. Jerez: SCA seco, Precioso, 3 Estrellas, 4 Estrellas. Francia: seco Cette, Bordeaux (en bordalesas). Margaux Lande, Chateau Galan, Chateau Biré, Chateau Beauchamps, Haut Sauternes, Chateau Larose, Chateau Palmer, Lebarde, Leoville, Chateau Latour, Margaux Cooperativo, Margaux Mallman, Margaux Larronde, Cotes Cooperativo, Chateau Palmer,  Pontet Canet,  Saint Julien Cooperativo,  Saint  Emilion, St. Estephe, Chateau Yquem, Chambertin, Chablis, Clos de Vougeot, Pommard. Champagnes: Viuda de Clicquot, Roederer Carte Blanche, Roederer D’Or, Roederer Gladiateur, Roederer Cristal, Mumm Extra Brut, Noral Carte Blanche.  Italia: italiano genérico (bordalesas), Asti, Chianti. Alemania: Schloss Johannisberg, Ruedesheimer, Ruedesheimer Berg, Mosel. Portugal: Oporto Cooperativo Nos 1, 2, 3 y 4, Oporto N, Oporto 3 Estrellas, Oporto 4 Estrellas, Oporto 1871 Alto Douro, Madeira Especial 1870. Argentina: Mendoza blanco, Mendoza tinto (en cascos), Belgrano, Moscatel, Lágrima, Cordillera, Pampa, Chateau Castro, Cordero, Lágrima de San Juan.
Whiskys: escoceses (Garnkirk, Walker, Higgins), irlandés.

Lo  dicho:  ¿quién  hubiera  imaginado  semejante  oferta de bebidas  en las  estanterías  de  la  Buenos  Aires decimonónica?  Sin  embargo,  el asombro  inicial  se desvanece si tenemos en cuenta el adecuado contexto histórico. Hablamos del decenio de 1880, cuando nuestro país se abrió como nunca antes a la inmigración extranjera, incluyendo muchas de sus costumbres,   sin olvidar  la variada gama de clases y tipos sociales que poblaban el territorio patrio. Por lo tanto (y casi como una conclusión final),  no debe sorprendernos demasiado lo visto en la serie que estamos terminando.  Después  de todo,  no hace más reflejar ese mismo carácter cosmopolita de la población, así como el amplio espectro de condiciones sociales, desde los más ricos hasta los más pobres, pasando por todas las instancias intermedias.


Si alguien se pregunta que comían y bebían nuestros bisabuelos y tatarabuelos, los productos del Censo 1887 de la Ciudad de Buenos Aires constituyen una buena aproximación a la correspondiente respuesta.

Notas:

(1) El Tamarindo es un árbol tropical cuya presencia en Argentina resulta bastante común. La pulpa del fruto es utilizada como especia picante  y para la elaboración de refrescos. Aunque desaparecida de nuestro país, esta última práctica sigue siendo habitual en Centroamérica.


(2) Hace algún tiempo encontré cierto texto italiano de fines del siglo XIX donde aparecen los amari (amargos)  más famosos de Europa  (confieso que hice la captura de imagen que me interesaba y después perdí toda noción de dónde lo había ubicado, pero creo recordar que era una guía de viajero). Entre los nombres hay  varios mencionados en el Censo 1887 y algunas marcas que aparecen en el libro de stock del Ferrocarril Sud de 1898 que reseñamos hace tiempo. Además del repertorio en sí mismo, lo bueno es que se menciona la localidad de origen de cada etiqueta.


(3) Se refiere al de Carmen de Patagones, famoso desde la época de los primitivos colonos maragatos.