El texto asegura que los integrantes del personal son caras familiares del público regional, así
como que están sometidos a un régimen de
hierro y batalla. Curioso es el sentido de docencia cultural en cuestiones
de modales que la nota le adjudica al servicio gastronómico ferroviario, al
punto de asegurar que, gracias a él, ya
se cuenta uno entre mil el que usa el cuchillo para llevarse la comida a la
boca. Por otro lado, una imagen de la dotación del coche de marras nos pone
al tanto de su número: nada menos que nueve integrantes, contando al encargado,
cuatro camareros y cuatro empleados de cocina. Visto esto sólo nos queda remitirnos
al tema específico de la entrada, que hoy dedicaremos a una lista de bebidas sin alcohol en la que constan
refrescos, jugos, aguas, sodas y otras bebidas carbonatadas tan populares a
fines del XIX como lo eran sus equivalentes con alcohol que hemos analizado en
ocho oportunidades anteriores.
Veamos entonces la lista en cuestión, incluyendo todos los
tipos mencionados con su debido valor de venta en pesos.
Orchata 4,00
Refrescos surtidos 4,00
Lime Juice Cordial 5,00
Tónico Enis
0,90
Ginger Ale Ross
0,80
Ginger Beer 0,35 (2)
Agua Apollinaris 0,80
Agua Rosbach
0,80
Agua Birresborn
0,80
Agua Krondorf
0,80
Agua mineral de Vichy 0,80
Soda inglesa 0,80
Soda de Córdoba
0,60
Soda para coches 0,35 (3)
Soda “del país” 0,15
Sifones s/d 0,30
Resulta interesante detenerse en un par de productos,
verbigracia la orchata, también llamada Horchata
u Horchata de chufa, bebida de
origen valenciano elaborada con agua, azúcar y chufas molidas. Estas últimas
son especies de frutos parecidos a la avellana que crecen bajo tierra merced a
las raíces de la juncia avellanada, típica del levante español. La orchata estuvo
muy de moda en los primeros años del siglo XX, pero su consumo desapareció de
nuestro país en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. No menos
remarcable es la presencia de una marca legendaria de agua mineral: nada menos
que la Krondorf, importada de Hungría
por su agente en Buenos Aires Julio Kristufek, cuyas botellas aún son
encontradas en excavaciones arqueológicas urbanas, lo que es un indicio de su
antigua celebridad.
¿Qué otras gratas sorpresas y misterios históricos nos
deparará el veterano volumen del FCS de ahora en más? Pronto lo sabremos,
aclarando que con esta entrada concluimos lo que corresponde a bebidas, luego
de haber analizado sucesivamente cervezas y whiskies, cognacs y ginebras,
vermouths y bitters, licores, vinos nacionales, vinos importados, bebidas a
granel y bebidas sin alcohol. Las futuras entradas de la serie corresponderán a
tabacos (cigarrillos y cigarros) y a los alimentos de todo tipo (conservas,
dulces, especias, etc.), con no pocos motivos para el asombro.
CONTINUARÁ…
Notas:
(1) El FCS también editaba su propia revista, llamada Rumbo al Sud.
(2) La Ginger Beer o
“cerveza de jengibre” es una bebida con alcohol, aunque en todos y cada uno de
los meses fue apuntada junto con el pelotón de los “refrescos”, seguramente
porque así era considerada en ese entonces. Actualmente se la elabora en un
estilo “suave”, pero bajo su formulación antigua llegaba a acusar una
graduación alcohólica de hasta once grados.
(3) Posiblemente se trate de envases pequeños para uso en
coches dormitorios y coches reservados.
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