jueves, 8 de noviembre de 2012

Un revelador libro ferroviario de stock de 1898 7

No por nada se llama Belle Epoque al período comprendido entre 1890 y 1914. Esa calificación, creada para definir un lapso de fuerte crecimiento económico capitalista en Europa, tuvo su correlato en casi todos los países de Occidente, incluida la Argentina. Considerada decadente en muchos aspectos y progresista en otros, la belle epoque ofrece un sinnúmero de testimonios sobre su existencia cronológica. Uno de ellos, por ejemplo, es nuestro libro de stock del FCS, que hasta ahora nos brindó bastantes datos sobre la jerarquía y variedad del servicio gastronómico en coches comedores  y confiterías de aquel  ferrocarril. Pero esta vez llega una entrada que seguramente provocará el asombro por la impactante cantidad de vinos importados, muchos de los cuales se cuentan aún hoy entre los más prestigiosos del mundo.   La   lista   que presentaremos no sólo resulta fastuosa por cantidad y diversidad, sino por la presencia de marcas mitológicas que constituyen buena parte del “olimpo” enológico mundial.



















Como para tener un parámetro de comparación muy certero, recomiendo a los lectores que no lo hayan hecho remitirse a la entrada anterior de la serie (publicada el 20/9), en la que volcamos una escueta nómina de vinos argentinos, cuya pobreza numérica nos obligó a incluir las presentaciones de ½ botellas, cosa que normalmente no hacemos. En esa oportunidad aclaramos que tal estrechez respondía a la realidad de la industria vitivinícola argentina de fines del siglo XIX, todavía en una etapa de crecimiento y consolidación. Y también anticipábamos el fuerte contraste que se presentaría frente al catálogo de productos importados. Pues bien, ahora le toca el turno a ese lujoso pelotón de botellas foráneas.


Elegimos en primer término los vinos franceses blancos y tintos de Burdeos y Borgoña, algunos asentados por sus marcas (los más caros y prestigiosos) y otros por su sola apelación de origen. Todos ellos, salvo una excepción que será debidamente aclarada, corresponden a la botella de litro.

St. Julien                                   3,00
St. Estephe                               1,75
Cote Superieur                          2,00
St. Emilion                                  3,50
Moulin a Vent                            1,75
Chablis                                      6,00
Volnay                                       6,00
Beaune                                      5,00
Pommard                                   1,85
Recommandé                            1,50 (1)      
Recommandé ½                         0,80 (1)      
Chateau Biré                              3,50
Chateau La Rose                       3,50
Pontet Canet                              5,00
Chateau Margaux                      4,00
Chateau Lafite                           8,00

De este primer repertorio surge (sumando todas las unidades desde Abril 1898 a Julio 1899) que el amplio e indiscutido favorito era el Recommandé, en sus presentaciones de medio (14.851 botellas) y de litro (4.805 botellas),  motivo  por  el  cual  hicimos  la prerrogativa antedicha e incorporamos el envase chico para conocimiento de su éxito. Ahora le siguen los vinos de otros orígenes europeos, a saber:

Italiano Barbera                          3,00
Italiano Chianti                            4,00
Rioja                                           1,50
Priorato                                      1,40
Vino del Rhin                              3,00

Y finalmente la lista de vinos dulces, licorosos y generosos,  seguida  por  la  de champagne, siempre en pesos, por botella grande  y con la misma denominación  textual que aparece en el libro:

Chateau Yquem                          8,00
Sauternes                                   4,00
Barzac                                         3,50
Haut Sauternes                           1,75
Moscato Italiano                          2,60             
Marsala Florio                             5,50 (2)
Jerez Romet                                7,50
Jerez Amontillado                        9,00
Oporto Ramos                             8,75
Oporto “Genuino”                       9,00
Oporto Lágrima Christi              10,75
Oporto Commendador                9,00

Cordon Rouge                           12,00 (3)
Mumm                                        12,00 (3)
Pommery                                   14,00
Roederer                                   12,00
Clicquot                                     12,00


¿Qué tal? Nada menos que 37 etiquetas de vinos extranjeros con algunas  opciones accesibles y otras alternativas lujosas, como para dejar satisfechos a todos los viajeros. Ya lo dijimos alguna vez: el ferrocarril del Sud (como otros de la época)  no dudaba en ofrecer lo mejor para su servicio de a bordo, en vistas de que el tren era entonces  monarca absoluto en materia de viajes terrestres. Sólo los transatlánticos se mostraban capaces de emular su confort, velocidad y confiabilidad, cosa que duró algunas décadas más. En la próxima entrada de la serie pondremos a consideración todas las bebidas que llegaban a los puntos de despacho (confiterías y trenes) en la modalidad “granel”, es decir, en damajuanas y barriles. Porque de eso también había…


                                                            CONTINUARÁ…

Notas:

(1) El término Recommandé (que en francés significa “recomendado”) o simplemente Recomandé fue muy utilizado desde 1900  hasta 1930 por las bodegas argentinas como una denominación genérica de tipo comercial, al igual que “vino para familias”. Existió también una marca homónima explotada por Luis Tirasso, de la bodega Santa Ana, alrededor del año 1910. Ninguno de los dos casos tiene que ver con el vino asentado en el libro, que indudablemente procedía de Francia (certeza que obtengo a través de varios indicios que sería muy engorroso enumerar) y tal vez era embotellado en forma  exclusiva para el FCS. De hecho, los ferrocarriles de entonces importaban por sí mismos muchos artículos. En anteriores y futuras entradas de este tema se pudieron y podrán apreciar varios productos de origen europeo (gin, whisky, té, caramelos, dulces, especias, aderezos, etc.) que evidentemente  llegaban al país sin intermediarios. Y seguramente algo similar ocurría con el vino francés más vendido en trenes y estaciones. Para graficar lo dicho con un testimonio incontrovertible, aquí van un par de imágenes de una antigua botella de gin Burnett del año 1947, con una estampilla en la base de la botella que declara “Importado directamente por el departamento de Confiterías del Ferrocarril Sud”.



















(2) No confundir con la bodega argentina del mismo nombre, fundada recién en la década de 1920. Lo que se consumía en 1898 era el acreditado Marsala siciliano auténtico, elaborado por el establecimiento Florio de Italia desde 1833.



















(3) Posiblemente sea el mismo producto asentado con dos denominaciones diferentes, ya que existe un Cordon Rouge de Mumm.

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